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Óleo de una mujer con sombrero

La lideresa política más importante de Argentina cumple 70 años. Amada y odiada hasta el extremo, hay capacidades de Cristina Fernández de Kirchner que nadie podría poner en duda. Una de ellas, es su aptitud para vestir, adecuando minuciosamente sus prendas en cada aparición pública y sobresaliendo internacionalmente en el mundo de la moda. Seguramente la fecha sirva de pretexto para análisis y balances de todo tipo y color sobre su trayectoria. Desde Tierra Roja decidimos hacer un aporte sorteando la grieta y convocamos a la comunicadora y asesora de imagen Agustina Sosa para realizar una biopic estilística en setenta fotos. Setenta pinceladas de un cuadro pintado por una mujer con diferentes telas, calzados y accesorios, que conforman retazos de la historia de un país.

 

Alguna vez Cristina dijo que su canción preferida de Silvio Rodríguez es “Óleo de una Mujer con Sombrero” (un tema que hace referencia a un cuadro del pintor bielorruso Marc Chagall) y pienso que tiene mucha lógica. Si hay algo que a la Vicepresidenta y dos veces Presidenta de este país nunca le faltaron fueron sombreros, gorros y accesorios de todos los géneros y confecciones. No ha sido para nada sencillo hacer una selección de 70 looks de los miles que usó. Todos dicen algo. Cada uno está cargado de una simbología, de un mensaje, de un sentido particular pensado detenidamente para su contexto. Aún así -y sabiendo que seguramente quedaron muchos trajecitos y vestidos en el tintero-, junto a las herramientas que los conocimientos en asesoramiento de imagen, colorimetría y psicología del color me aportan, analizaré según mi propia opinión distintos elementos elegidos por Cristina para distintas circunstancias.

 

Los colores de Cristina

Determinar la colorimetría no es otra cosa que identificar la paleta de colores más favorable para una persona, es decir, aquella que establece mayor armonía con el rostro de la persona y hace que se vea más radiante. 

Si bien el procedimiento necesario para determinar con exactitud la paleta de colores de una persona conlleva mayor complejidad, a simple vista se puede observar -si nos basamos en el sistema de las doce estaciones de colorimetría- que la de Cristina es una paleta cálida otoñal. En resumen, hay en la piel y cabello de Cristina subtonos dorados y naranjas, para los cuales los colores que se pueden encontrar en la estación otoño (esos que vemos en las hojas de los árboles, en los paisajes de la naturaleza, etcétera) serán los que mejor luzcan. Ella parece haberlo sabido desde el primer momento, tal vez gracias a sus estilistas, su intuición y propio autoconocimiento. Es frecuente observar a Cristina con chaquetas, pantalones, sacos, estampados y pigmentos marrones, tales como las hojas en otoño. Pero más allá de la ropa, el marrón es un color que vemos en su cabellera, siempre oscilante entre los cobrizos. Nuestras abuelas dirían que el pelo de Cristina es un “caoba”. Lo cierto es que pareciera que, según el look que va a utilizar, juega con los pasos del rojo cobrizo, colorado o castaño. Alguna vez le he preguntado a las peluqueras que frecuento qué tonos o números de tintura utiliza Cristina. Ninguna supo decírmelo con exactitud, lo que me hace pensar que el código exacto del color de CFK es tan difícil de obtener como la receta de una famosa gaseosa multinacional.

Los vestidos

Si tuviese que arriesgar, diría que Cristina forma parte de las personas nucleadas dentro del estilo romántico. Son personas en donde lo femenino juega un papel importante, los bordados, las flores y los detalles, incluso hasta en la ropa informal. Imagino a Cristina como una mujer que toca las telas cuando alguna prenda le llama la atención, porque necesita definir con el tacto si le gusta o no. Los vestidos de Cristina son un claro ejemplo de que siempre ha buscado resaltar su silueta, que por la simetría entre espalda y cadera y la profundidad de cintura, pareciera responder a una morfología tipo “reloj de arena”. Hay muchísimos ejemplos de ella con vestidos con cintos y faldas de lo que se denomina “línea A”, incluso cuando era una joven militante que bailaba junto a Néstor en fiestas. Flores, brillos, colores. Encaje bordado. Brocado o brocato. Hebillas grandes y vistosas que llevan la mirada hacia la cintura.

Los looks internacionales

El psicoanalista y escritor Jorge Alemán alguna vez dijo queCristina es un tabú porque reúne en su cuerpo una gran autonomía intelectual, una femineidad afirmativa y no sumisa y la relación con un proyecto histórico siempre por venir.”

Las reuniones internacionales que Cristina mantuvo durante sus presidencias son claros ejemplos de esa femineidad afirmativa de la que habla Alemán. Si se piensa en lideresas políticas tanto de Latinoamérica como de Estados Unidos o Europa (podemos citar como ejemplos a la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet; la ex primera dama y Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton; o la ex canciller de Alemania, Angela Merkel) siempre llevaron el pelo corto, los trajes más bien rectos y zapatos con tacos bajos. Cristina, en cambio, pisó fuerte en las revistas de moda del mundo haciendo marcar su presencia con tacos que podrían llegar a los diez centímetros de altura, faldas por arriba de la rodilla, cintos, bordados y colores vivos. 

Y cómo olvidar sus prendas elegidas para transmitir mensajes en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con géneros como ¡terciopelo! O sus viajes a Rusia, en donde el plumeti y las pieles se eternizan en fotos icónicas.

Los pantalones

Pero aunque los vestidos y las faldas sean piezas claves en el guardarropas de la vicepresidenta, ha sabido usar a su favor -también- el rol de los pantalones, los jeans o vaqueros, y “polémicas” calzas, que tantos titulares provocaron.

Cristina sabe que -desde Marlene Dietrich a esta parte- una mujer con “los pantalones bien puestos” siempre será controversial, pero también poderosa. Con monoprendas que la hacen ver como superheroína, con calzas que resaltan su militancia y figura o con pantalones de cuero o engomados en el Senado o a horas de sufrir un atentado, CFK parece enaltecerse a sí misma cada vez que elige estos looks. Si se presta suficiente atención, no sólo es comodidad. Es un mensaje que camina, una declaración andante.

Los negros

Y si de poder hablamos, hablamos del color negro. Más allá del luto por el fallecimiento de su compañero, Cristina supo capitalizar como nadie los beneficios de un color sumamente trascendental y que jamás pasa desapercibido, aunque muchos y muchas crean que así sea. De este modo, Cristina supo aprovechar la autoridad que brinda el color negro usándolo incluso con figuras internacionales, famosos y famosas, sumamente importantes. Pero también con obreros, en inauguraciones y hasta con Hebe de Bonafini. En esta etapa, CFK nos dio una lección de la versatilidad de un color que pareciera que no se va a lucir fácil. Tanto en ese maravilloso vestido de su asunción como en una camiseta más informal, nunca jamás dejamos de observar con atención cada aparición de Cristina para ver de qué manera había podido explotar al máximo una nueva combinación.

Los zapatos

No tengo dudas de que si la cantante española Rosalía viese la foto de Cristina arriba de una moto con stilettos de tacos cuadrados color beige, diría que es una auténtica “motomami”. No quiero ser irrespetuosa, pero vaya que hay que tener coraje para caminar el mundo con tanto taco.

Lo de Cristina siempre fueron los stilettos con taco, pero también plataforma. Aunque sea pequeñita, pero siempre plataforma. Es un indicador de que es una mujer que elige la elegancia, pero también necesita la comodidad de quien camina el país, a lo largo y a lo ancho. No obstante, uno de los mensajes más contundentes que he visto en materia de imagen y simbología, fueron aquellas zapatillas Adidas que Cristina supo compartir y usar como modo de reivindicar a los trabajadores de una planta inaugurada: “Las zapatillas divinas que me hicieron especialmente trabajadores de Adidas en Esteban Echeverría, perjudicados por las importaciones.”

Las fiestas patrias

¿Cómo no recordar aquel tapado azul de puños bordados que lució Cristina en la fiesta del Bicentenario? ¿Y el pañuelo de su foto de perfil en las redes que simula ser la bandera? ¿Y el cuello jabot que usó un 20 de Junio en homenaje a los que usaba Manuel Belgrano, su prócer favorito? O los abanicos, que maneja con tal profesionalismo, ya sea para refrescarse o cubrir su boca para hablarle discretamente a alguien a su alrededor.

En las fiestas patrias, Cristina es el mensaje. Sus perlas, sus celestes, sus azules, sus tramas, el tweed, el paño. Hasta su Rolex y su rosario dorado hacen juego, emulando al sol de la bandera. Pero lo más notable es que aunque use explícitamente los colores patrios, nunca jamás peca de exhibir un nacionalismo impostado, exagerado o sensacionalista. Por el contrario, todo en su justa medida y armoniosamente, perfectamente ubicado para hacernos desear un trajecito similar.

Aún en tiempos en donde las circunstancias actuales parecieran ser -como dice la canción de Silvio- “una luz que vacila y promete dejarnos a oscuras, haberme encontrado con tantas fotos de Cristina me hizo pensar en sus looks pero también en todos estos últimos años vividos tan intensamente en Argentina. Todo lo trabajado, lo inaugurado, lo potenciado científica y tecnológicamente, lo sentido culturalmente durante sus gestiones y también las de Néstor Kirchner.

La canción de Silvio también nos recuerda que la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes, y Cristina no sólo es una mujer, sino una que ama profundamente a su Patria.

¡Feliz cumpleaños, Cristina! Gracias por todo, también por tus looks.

 

Diseño de portada: @ren.lu.m

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