Camila, te envidiamos la voz

José Ignacio Scasserra de inicio nos advierte: “nadie permanece indiferente a su lectura.” Como si esa propia advertencia funcionara no solamente como aviso si no también como estímulo que nos arrastra a la novela. Nos suministra una aproximación a su experiencia. Una experiencia con la lectura, una experiencia alteradora en todas su facetas: la voz, el cuerpo, la rutina. Una experiencia y una voz (¿la de pepe, la de camila?) que se pregunta: ¿qué voz encontramos en la voz de los demás?

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