Luego de un día y pico sin ministrx de Economía, el país vio cómo la portavoz del gobierno Gabriela Cerruti compartía en Twitter la designación de Silvina Batakis al frente de esa cartera. Cabe preguntarse qué se puede esperar de este nombramiento, quién es Batakis, y qué desafíos deberá encarar. Más allá del obvio motivo vinculado a la renuncia de su antecesor, ¿cómo es que se designó a la segunda ministra de Economía de la historia del país, y por qué?

A caballo de las líneas internas que pujan puertas adentro de la coalición gobernante, el Palacio de Hacienda se vio en las últimas semanas atravesado por un sinfín de tensiones. El desafío de gestionar en un país con crónica escasez de divisas, auditado trimestralmente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y jaqueado por una inflación inédita para quienes no vivimos la vida adulta antes de 1992, empujó a Martín Guzmán (otrora ministro de Economía) a abandonar su silla de manera intempestiva. El portazo, sin embargo, lo dio luego de mostrarle al FMI que en las dos revisiones del acuerdo firmado en febrero -y refrendado por el Congreso en marzo- que cayeron durante su gestión, se vieron cumplidas austeramente las metas financieras comprometidas con el organismo que dirige Kristalina Georgieva. 

En medio de la danza de candidatos a agarrar ese fierro caliente, Cristina Kirchner y Alberto Fernández terminaron debatiéndose entre dos nombres: el exviceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, y la exministra de Hacienda bonaerense, Silvina Batakis. «La griega», como se la apoda, asumió el compromiso y le lavó la cara a recientes designaciones ministeriales en las que solo sonaron hombres. Su presencia aporta la experiencia consolidada en cuatro años de trabajo junto a Daniel Scioli en la provincia más poblada del país, gestión que culminó con balances positivos para los fetichistas del equilibrio fiscal. Álvarez Agis, en cambio, seguirá ocupando los sillones de los paneles de televisión, porque no aceptó bajo ningún concepto ser quien tome la responsabilidad.

La tardía y tensa designación, luego de más de 24 hs con la cartera de Economía vacante ante la renuncia de Guzmán, puede ser interpretada cómo una oportunidad para encauzar el rumbo económico y distributivo del país. La era Batakis comenzó, sin embargo, con la frase “vamos a seguir el programa económico de Alberto Fernández”.

¿Qué es una Silvina Batakis y para qué se usa?

Silvina Aida Batakis, fueguina de nacimiento, estudió economía en la Universidad de La Plata, casa de estudios en la que también obtuvo un máster en Finanzas Públicas Nacionales, Provinciales y Municipales. Una parte de la economía que mira con devoción y que, años más tarde, la llevó a ser quien presida el Centro de Estudios Federales, desde donde estudian con detenimiento a las economías y finanzas públicas regionales, la gestión ambiental, los mercados de capitales y las reformas y performances educativas. Además, Batakis se tituló en Economía ambiental en York (UK), fue becada para seguir capacitándose en Francia, Inglaterra y Chile, y se erigió como discípula de Patricio Nadorowski, un economista heterodoxo estudioso de la economía del desarrollo.

Sin embargo, la gestión pública fue moldeando otro perfil de la flamante ministra de Economía. El sesgo academicista puede ponerse en jaque luego de 30 años en los que pasó de ser directora a escala provincial en Buenos Aires (en diversas materias) a jefa de asesores del Ministerio de Economía de la Nación, con un rol clave en el Ministerio de Hacienda bonaerense, donde se desempeñó primero como subsecretaria y después como ministra (2011-2015). Su gestión eficiente y su formación militante, cercana a los territorios y a los núcleos productivos, llevó a que, a partir de 2019, pueda desempeñar una exitosa labor como la primera mujer en ser secretaria de Provincias del Ministerio del Interior bajo el ala de Eduardo «Wado» De Pedro. Desde ese lugar, articuló exitosamente con el establishment empresarial y la cúpula del equipo de Guzmán para gestionar recursos de infraestructura para las provincias, estando también a cargo del Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional. Fue así que se ganó el beneplácito de los gobernadores, una de las principales patas sostenedoras de la alianza de gobierno.

Antes de tomar una Batakis, preguntarse:

En la ansiedad que vuelcan los analistas del caso, surge la tan mentada comparación con gestiones ministeriales anteriores, que tomaron las riendas en contextos que buscan ser asimilados al actual. Un poco con la intención de bajarle el precio a la gestión que comienza y otro poco para ponerle un techo imaginario de origen, en un objetivo que no sea el de reordenar la economía y detener el deterioro de los salarios. Hay quien insiste en comparar esta situación con la que supo encontrar Jorge Remes Lenicov al momento de asumir al frente del Palacio en 2002, en los albores del interinato presidencial de Eduardo Duhalde. Una gestión corta y recordada por la disciplina con la que aquel economista supo hacer el “trabajo sucio” que permitió la exitosa actuación de su sucesor, Roberto Lavagna.

Por otro lado, se insiste en señalar que el rol de Batakis está emparentado al que supo tocarle a Hernán Lacunza, el tercero en ocupar Economía durante el gobierno de Mauricio Macri, a finales de 2019. A Lacunza (que venía, paradójicamente, también de ser ministro de Hacienda bonaerense) la ruleta le arrojó la labor de estabilizar las expectativas y recomponer el entramado social debilitado como consecuencia de las políticas llevadas a cabo por sus predecesores Nicolás Dujovne y Alfonso Prat Gay. En otras palabras, trazar una gestión que le sirviera a Macri para terminar el mandato y que la tormenta se le desatara al próximo que venga.

Si, es cierto. Estoy comparando a Batakis con dos varones. Y es que a «la griega» le toca ser la segunda en su género en recibir esta responsabilidad, luego de la recordada fallida experiencia de Felisa Miceli en 2007. ¿Han llamado a una mujer porque la crisis es lo suficientemente compleja como para acobardar a aquellos que se proponían, meses atrás, como sucesores del discípulo de Stiglitz? Eso se preguntaba en televisión y en radio la doctora en Economía y exfuncionaria, Mercedes D’Alessandro. Este fenómeno se basa en la idea de que la “segregación” de mujeres, disidencias o personas afrodescendientes para acceder a puestos de toma de decisión, se termina cuando hay una crisis en puerta. Porque pueden tomar decisiones audaces como las que les llevaron a escalar pese a la discriminación de origen, o porque podrían funcionar de buen fusible ante una situación de estrés organizacional creciente.

Es cierto que cuando designan a un hombre no abundan cuestionamientos sobre si se está ejerciendo un techo de cristal, o si sus credenciales son equivalentes a sus colegas de otros géneros. Elijamos creer, entonces, que la recomendación de parte de Scioli al Presidente respecto de Batakis está intrínsecamente relacionada con la robusta política fiscal llevada adelante por ella en su gestión bonaerense, con sus credenciales académicas diversas y abundantes, y con la gestión exitosa de recursos para diversas provincias en su reciente rol como secretaria de Provincias del Ministerio del Interior. Olvidemos que la oferta de poder a mujeres cuando las papas queman, y una crisis está en puerta, pueda tratarse de una inclinación hacia un acantilado de cristal.

Rápidamente, al presentarse como nueva ministra, Batakis recibió el escrutinio público sobre el abanico de conflictos que hay en puerta, y cómo plantea encararlos. En un principio, cabe destacar que la impresión previa a su asunción nos decía que llegaba una economista de marco teórico más heterodoxo que el de Guzmán. Igual de apresurada, la funcionaria salió a desmarcarse de políticas “anti-mercado”, expresando su devoción religiosa al raigambre de las cuentas públicas (dijo “yo creo en el equilibrio fiscal”, sin que alguien se lo preguntara específicamente). Dejó en claro, además, que planea llevar adelante la segmentación de tarifas pertinente para reducir los subsidios energéticos que otorga el Estado Nacional (una condicionalidad impuesta por el FMI) y en aras de cobrarle una tarifa sincera a quienes ostentan mejores salarios y más riquezas en el país.

Advertencias y contraindicaciones

La robustez de su política de impuestos y gastos durante su gestión como ministra de Scioli, marca un buen antecedente para que Batakis pueda ser quien lleve adelante un programa de recomposición salarial de los diversos sectores de la economía, sin deficitar a las arcas públicas que son celosamente vigiladas por el staff del FMI. También es de justo reconocer su imaginación política aplicada al instaurar el Impuesto a la Transferencia Gratuita de Bienes (Impuesto a la Herencia) y los revalúos fiscales a las propiedades rurales, en un claro acto de progresividad fiscal.

Uno de los puntos sensibles que deberá enfrentar Batakis será el de contener una devaluación, que no acompañe a la inflación como pide el FMI, que permita a su vez sostener los ingresos de las familias y el correcto funcionamiento de la economía productiva sin generar un nuevo shock distributivo regresivo, que impacte más sobre aquellos que ya hoy están rascando la olla para ver qué cenan entre semana, para que no haya quienes deban probar la honda para buscar el desayuno.

Ante la salida de Guzmán, la ministra ya asumió que el escenario que le tocará gestionar no es apto para continuar con el respeto a rajatabla de los requerimientos del entendimiento acordado con el FMI, por el contexto que propicia la guerra y la política monetaria contractiva estadounidense que desalienta la entrada de capitales para ser invertidos en la producción en países periféricos, como Argentina. Lejos de quedarse en el lamento, expresó que avanzará en posibilitar gestiones que había comenzado desde la Secretaría de Provincias, propulsando desde el Estado Nacional a la ampliación de la frontera agrícola-ganadera en la zona de los Bajos Meridionales. En este territorio, que abarca zonas de Santa Fé, Chaco y Santiago del Estero, Batakis propone la puesta a disposición de 1,2 millones de hectáreas a ser utilizadas en la producción primaria.

También se mostró muy comprometida con impulsar el desarrollo de otras economías regionales extractivistas, como la minería en las regiones NOA y Cuyo. En este punto, cobra ulterior relevancia su formación en Economía ambiental, para impulsar transformaciones en estos sectores que permita a su vez que estas actividades comulguen de alguna manera con la conservación de los bienes comunes, ecosistemas y ambientes.

Sin embargo, ante la posibilidad de elaborar planes heterodoxos de producción primaria (tan denostada por los sectores más radicalizados del ambientalismo, pero que a su vez son actividades con mano de obra intensivas), o cuando es consultada sobre cómo podrá administrar el comercio exterior para captar parte de la ganancia extraordinaria de la tierra mediante retenciones, las respuestas aun no aparecieron. Y es similar la situación frente al debate que cruza al Frente de Todos sobre la posibilidad de poder establecer un Salario Básico Universal de $15.000 para aquellas más de 7 millones de personas beneficiarias del reciente Refuerzo de Ingresos, personas que en su mayoría trabajan en condiciones deleznables bajo regímenes de informalidad.

Conserve este prospecto: puede tener que volver a leerlo

El CV de Batakis justifica ampliamente el galardón de poder llevar el timón de la economía nacional, impulsar las obras en infraestructura y construir las bases de un modelo alternativo de desarrollo para el país. Falta ver el poder de fuego con el que cuenta, al ser parte de un gobierno que por momentos se muestra impotente para tensar la cuerda en la puja de intereses a favor de los grandes perdedores de cada crisis argentina, lxs que se caen del sistema.

Resta saber, para este prospecto, si la ministra podrá aprovechar los cimbronazos que le demanda el momento para producir estos shocks igualadores. Si, por una vez, se alcanza el volumen político que dicen que Batakis le aportará a esta gestión para que a la salida del pozo podamos “socializar (también) los beneficios, y no solo los riesgos”, como reza Mariana Mazzucato en sus reflexiones respecto a la pospandemia. O, en otras palabras, como diría el economista ultraliberal Juan Carlos de Pablo: esta vez, ¿será diferente?

 

Fotos: Martín Zabala (@zabamar)