Malas madres

A veces en la escuela o en la salita entienden que la cosa está llegando a mayores: temen por la salud de los chicos, por su seguridad. Si llegan con raspones en las rodillas, se alarman: “¿maltrato infantil?”, se preguntan. Y entonces llaman la atención de las autoridades, de la policía, del juzgado de familia. La mala madre ya no puede disfrazarse de mujer común y corriente. La mala madre ha quedado al descubierto.

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